“Cuando le digo a los niños que tengo setenta hijos, se sorprenden muchísimo”, comenta risueña la escritora ecuatoriana Edna Iturralde.

En realidad, tiene setenta y seis: seis de carne y hueso y setenta ‘hijos’ de papel, que datan desde los años ochenta, cuando escribió su primer relato, Panchita, la hipopótama balletista, para el suplemento dominical de un diario nacional.

“Son mis ‘hijos’ porque puse en ellos mi tiempo, mi corazón y mi alma. He puesto tanto de mí en ellos, que es como si tuvieran mi ADN”, afirma.

Desde aquellos primeros relatos, Iturralde se especializó en la literatura infantil y juvenil, primero a través de la revista La Cometa, en el extinto diario, donde plasmaba sus relatos, y luego con novelas como ‘El perro, el farolero y una historia de libertad’, ‘Olivia y el unicornio azul’ y la premiada ‘Verde fue mi selva’, uno de sus mayores orgullos.

“Verde fue mi selva tiene historias de la Amazonía. Sus protagonistas son los achuar, shuar, huaorani, secoya, siona, quichua y cofanes. Fue escogido entre los 10 libros más significativos e imprescindibles del siglo XX para formar el ‘Canon Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil’ de la editorial Santillana, y fue una enorme alegría”, recuerda.

A lo largo de su extensa carrera, la autora ha sumado numerosos galardones, entre ellos el Premio Iberoamericano Cervantes Chico en 2020.

Este año, Girándula, la Asociación Ecuatoriana del Libro Infantil y Juvenil, decidió nominarla al premio Hans Christian Andersen 2026, otorgado por la IBBY, la Junta Internacional de Libros para Jóvenes. El galardón, conocido como el “Pequeño Premio Nobel” de la narrativa, es el más alto reconocimiento internacional otorgado a un autor y a un ilustrador de libros para niños y jóvenes. La lista de candidatos oficiales se dará a conocer la próxima semana

Entradas recomendadas

Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!


Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *